Es un hecho probado en el tiempo que el fraude forma parte de la picaresca del ser humano. Y el fraude al seguro uno de los más frecuentes.
¿Quién no lo ha hecho alguna vez, incluso sin ser conscientes de que se estaba defraudando?
– Doctor, hace unos días me dieron un golpe por detrás en el coche y desde entonces me duele el cuello y no puedo moverlo.
– Espere ahí para hacerle una radiografía.
– Vuelvo enseguida, voy a aparcar el coche que lo tengo en doble fila.
– Mira como me ha dejado la aleta, los faros y el espejo retrovisor de la puerta del acompañante
– ¿No me has dicho que venía por tu izquierda?
Ambos podrían ser calificados como indicios de un posible fraude al seguro, pero seguramente ni el medico de las urgencias ni el chapista del taller hará nada por evitarlo. Existe una cierta tolerancia social que hace que esté bien visto defraudar a la compañía de seguros.
En los últimos años, la crisis económica ha contribuido a que el fraude al seguro se incremente de manera significativa. En algunos casos se ha convertido en el medio de vida de no pocos ciudadanos.
Pero todo esto tiene un coste ¿Y sabes quién lo paga?
Dime como actúas y te diré que tipo de fraude al seguro cometes
En torno al seguro se mueven muchos intereses, y algunos no son todo lo legales o éticos que debieran.
Está el que tiene el asegurado para obtener el mayor beneficio posible después de ocurrido el siniestro. El del vendedor de pólizas como cooperador necesario para obtener ese beneficio. O el que se queda con la prima del seguro y no tramita la póliza. El profesional que pretenden obtener un beneficio extra haciendo la vista gorda. El reparador que engorda la factura con daños inexistentes. Incluso la propia compañía de seguros que, en ocasiones, vende sus productos con publicidad poco clara o engañosa.
Por tanto, más que hablar sobre qué tipo de fraude al seguro existe, prefiero referirme al tipo de persona que lo comete.
1. El defraudador de oportunidad, el ocasional
Es aquel que intenta aprovecharse de la situación una vez que ha ocurrido el siniestro para obtener un beneficio económico ilegal.
Por lo general declara mayores daños de los que se han registrado, porque ya existían o son simulados. Un ejemplo de ello puede ser el lesionado en un accidente de tráfico que no viajaba en el vehículo, pero que aprovecha para reclamar como si lo hiciese. O el que declara un número mayor de objetos sustraídos en el robo de su casa cuando no es así.
2. El defraudador profesional o habitual
La diferencia con el anterior está en que este no pretende lucrarse del seguro de forma puntual para satisfacer una necesidad económica sino que procura vivir del fraude al seguro.
Este tipo de fraude generalmente necesita de la colaboración y complicidad de otras personas por lo que se articulan en grupos donde en ocasiones participan también talleres, reparadores o agentes de seguros.
3. El que falsea la solicitud de seguro
Un último grupo lo forman los que falsean la solicitud de seguro con el fin de obtener un mejor precio. En estos casos existen mecanismos legales después del siniestro que regulan o corrigen el derecho al cobro de la indemnización.
Las reclamaciones están en consonancia con la practica defraudadora llegando los del segundo grupo a multiplicar por tres y por cuatro el importe reclamado por el defraudador ocasional.
¿Qué hacen las compañías de seguros ante el fraude?
Del mismo modo que la crisis le ha puesto las pilas al defraudador, también lo ha hecho con las aseguradoras.
La competencia por captar en un mercado en recesión ha provocado que el margen técnico se reduzca, sin la ayuda de los ingresos financieros. Se han visto forzadas a reducir en el pago de las indemnizaciones por lo que han dejado de ser permisivas. Ya no se escudan en que resulta más barato pagar las pequeñas reclamaciones que defenderlas en los tribunales.
A partir de aquí muchas aseguradoras han creado departamentos específicos para gestionar o supervisar los siniestros sospechosos. Utilizan nuevas herramientas informáticas para el análisis y verificación de la información. Fomentan la creación de ficheros con los datos personales de implicados en siniestros para el intercambio de información (SENDA, SiCorp, FICO Claims).
Han incrementado considerablemente el gasto en la detección del fraude, pasando a utilizar de forma masiva los servicios de investigadores privados o gabinetes técnicos, especialistas en el estudio biomecánico de las consecuencias del accidente.
¿Qué consecuencias tiene las medidas antifraude de las aseguradoras?
El problema creado con estas dos acciones es la gran cantidad de falsos positivos que pasan a engrosas las listas, haciendo que estas medidas resulten ineficaces, además de generar incomodidad e insatisfacción en el cliente que ve cómo se retrasa injustificadamente la tramitación de su siniestro.
Cada vez son más frecuentes en los medios de comunicación las noticias sobre investigaciones policiales de alguna trama de defraudadores, o de alguna sentencia judicial condenando a algún «chorizo». Alguna de estas acciones tiene su origen en denuncias o querellas presentadas por las aseguradoras.
Ten en cuenta que el fraude al seguro está considerado como un delito y penado con penas de cárcel.
Hay países en los que el sector asegurador se ha implicado en campañas educativas para concienciar al consumidor sobre los perjuicios que el fraude es capaz de ocasionar. Aquí el lobby asegurador ha promovido diferentes reformas de la ley, que han contado con la aprobación del gobierno del PP, y por las que pueden quedar sin indemnización el 80% de las víctimas en accidente de tráfico.
Te recomiendo que leas este El ciudadano pierde, el lobby asegurador gana donde hablo sobre esto último o El nuevo Código penal desprotege a las víctimas de tráfico que también guarda relación.
¿Cuánto nos cuesta el fraude?
Decir que el fraude lo pagamos todos te puede resultar exagerado, sobre todo si piensas que a ti no te toca porque como no tienes ningún seguro no te lo pueden cobrar.
Estas en un error, te aconsejo que sigas leyendo porque te interesa…
Saber que cuando compras un bien de consumo pagas el precio del producto y la parte proporcional del seguro que el comerciante necesita para su negocio. Este a su vez hace frente a primas de seguro más altas porque su aseguradora le va a incrementar el precio para cubrir el coste estimado que le va a suponer el fraude.
Te puedes ver implicado en un accidente provocado con afán de defraudar
Desconfía si delante de ti circula algún vehículo a una velocidad innecesariamente reducida, puede buscar una colisión trasera para reclamar a tu aseguradora por unas lesiones inexistentes. Él puede que no cobre, pero tú vas a pagar más de seguro al renovarlo. .
Se reticente ante los «tarjeteros de hospital» que te ofrecen los servicios de médicos y abogados especialista en el cobro rápido de las indemnizaciones. Podrías estar cayendo en una red de defraudadores a ti y al seguro.
Incluso puedes caer en manos de algún que otro «vendedor de pólizas» que se quede con tu dinero y no tramite la póliza del seguro que has contratado.
Conclusión
Ya para terminar este artículo donde hemos hablado de fraude al seguro y de las prácticas fraudulentas más comunes.
Defraudar al seguro no obtiene el reproche unánime de una sociedad que lo ve con cierta naturalidad. Quizá porque desconoce las consecuencias económicas que tiene para su bolsillo.
Las aseguradoras no pierden, repercuten entre sus asegurados lo que pagan por actos fraudulentos.
Para que te hagas una idea ahí van algunos datos referidos solamente a automóviles, el ramo que registra un mayor índice de fraude. Se estima que el coste de las reclamaciones fraudulentas está en torno al 12% del importe pagado en indemnizaciones, es decir algo más de unos 700 millones de euros. Esto supone que vas a pagar unos 38 euros más al año en tu recibo del seguro de coche.
¿Conoces algún intento de fraude, nos cuentas como fue y si consiguió su objetivo?
Imagen de Peoplecreations – Freepik
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