Vivimos en la sociedad de la información, de la web 2.0 y las redes sociales. Si hablamos de seguro, ya puedes contratarlo sin moverte del sillón de casa, directamente, sin intermediarios. Así que permíteme ejercer durante unos minutos de «Pepito Grillo» para recordarte los errores frecuentes en los que no debes caer, pero que irremediablemente aparecen antes o después.
Charlando con un amigo me contaba como un compañero de trabajo había contratado el seguro del coche por Internet. A las pocas semanas tuvo una avería y la compañía le rechazo la asistencia porque no la había contratado.
Recordando aquella conversación voy a contarte cuales son los nueve errores frecuentes que debes evitar al contratar un seguro.
1. Olvidarte que estas celebrando un contrato
Es tan sencillo y cómodo. Solo hace falta responder unas cuantas preguntas o rellenar unos cuantos datos del formulario electrónico, que se nos olvida que, detrás de todo eso estamos suscribiendo un contrato de seguro. Que formalizaremos con una firma digital y que también nos descargaremos en un archivo digital.
Cuando contrataste tú último destino de vacaciones, seguro que te leíste hasta la última coma del contrato, pues en seguros estás salvaguardando tu patrimonio y el de tu familia. Pasar por alto el contenido del contrato puede suponer que más adelante tengas algún que otro dolor de cabeza.
2. Desconocer quién está detrás de la propuesta de seguro
Hoy en día son muchas las formas que tienes para contratar tus seguros. Los nuevos medios de comunicación hacen posible que no necesites acudir en persona a la oficina, lo puedes hacer por teléfono o a través de la web.
¿Y quién hay detrás de una propuesta de seguro?
Personas, eso es seguro. Pero deberías conocer más sobre el distribuidor de seguros que hay detrás de cada contrato. Cada uno juega un papel importante, tanto la compañía, el agente, el operador de bancaseguros o el corredor, porque será el interlocutor al que acudir en el futuro si acontece el riesgo asegurado.
3. Pensar que todos los seguros son iguales
Qué más da, si son todos iguales.
De esta forma resolvemos los asuntos cuando desconocemos cómo funcionan las cosas o no sabemos distinguir entre ellas.
¿En tu profesión sois todos iguales?
No respondas, es una pregunta retórica. Detrás hay personas que no son iguales, del mismo modo que en seguros, los servicios, las prestaciones o los contratos tampoco lo son.
Este no debería ser uno de esos errores frecuentes. Te garantizo que no hay dos seguros iguales por mucho que las aseguradoras tienden a estandarizar la oferta. Pero en las pequeñas diferencias reside su éxito y el de sus productos.
4. No contrastar la información para hacer una buena elección
Antes te hablaba de la cantidad de información que puedes encontrar en Internet, información que puede subir cualquiera con pocos o nulos conocimientos en la materia. Para tomarte en serio la información lo primero que debes hacer es empezar por conocer más acerca de su autor. La falta de transparencia sobre su actividad o los motivos por los que escribe, serán un signo para la sospecha.
Si quieres saber más de quien aquí escribe, solo tienes que darte un paseo por acerca de…
Llega el momento de dedicarle algo más que unos minutos a contratar el seguro.
Piensa por un instante… ¿Cuánto tiempo dedicaste a elegir tu último smartphone?
En seguros no seas tacaño con el tiempo que dedicas a elegir qué contratar. Tu elección de hoy puede ser determinante mañana. Lo sensato es pensar en proteger tu futuro aunque sea a costa de renunciar a ahorrarte un euro al contratar el seguro.
5. Elegir el seguro más barato
Lo normal a la hora de comprar es buscar el mejor precio, también cuando vas a contratar un seguro. Pero del mismo modo que comparas las prestaciones o las características de un producto, en seguros debes hacer lo mismo.
Como no hay dos seguros iguales, tampoco hay dos precios iguales. Un análisis de las coberturas, prestaciones o servicios que te ofrece cada aseguradora te permitirá valorar si la diferencia de precio entre ellos está justificada.
Este es uno de los errores frecuentes, elegir el seguro solo fijándote en el precio. Ya sabes que a veces «lo barato, sale caro».
6. Ocultar información, hacerlo con ambigüedad, no definir el riesgo
El contrato de seguro se basa en la buena fe de las partes que lo suscriben. En consecuencia dar información inexacta, por descuido o buscando obtener mejores condiciones en el contrato puede traerte problemas a la larga, exponiéndote a un riesgo innecesario.
Ocultar tus datos de contacto o no actualizarlos en el tiempo puede suponer que no recibas información importante de la aseguradora, que no puedas reaccionar a tiempo y sobre todo que, no podrás reclamar porque eres el que ha incumplido con sus obligaciones.
También debes saber que existen mecanismos legales para corregir tus expectativas, de forma inversamente proporcional al beneficio que hayas podido obtener mediante la inexactitud de tu información.
Es muy importe que definas correctamente el riesgo a asegurar. No debes ocultar información porque de ello depende que la aseguradora acepte el contrato de seguro y establezca el precio que tendrás que pagar por él.
La inexactitud en la declaración del riesgo, en el mejor de los casos, solo te dará problemas en el momento de ser indemnizado, en el peor podría dejarte sin indemnización.
7. No valorar correctamente los capitales asegurados
A mí también me ha pasado que en alguna ocasión he tenido dudas de si el valor asignado a los bienes era correcto. La solución es preguntar a un buen profesional e informarte. O también puedes leer este artículo donde encontrarás algunos consejos prácticos. ¿Cómo tengo que valorar los bienes para asegurarlos bien?
Si valoras mal por ahorrarte una pasta en el recibo o pensando en sacarle un dinero al seguro, mal vas. En el primer caso cobrarás menos de indemnización porque te aplicaran un infraseguro. En el seguro, tampoco cobrarás más porque te aplicaran sobreseguro y solo tendrás derecho al valor real de la pérdida.
Entre los errores frecuentes con los capitales asegurados está no revisarlos y actualizarlos durante la vigencia del contrato.
8. No saber que cubre la póliza contratada
Contratas el seguro, te entregan la póliza y allá va, a la guantera del coche, al asiento trasero o a la carpeta de archivo donde guardas todos los contratos.
Solo necesitas unos minutos para leer la póliza y revisar su contenido. Al hacerlo debes prestar especial atención a lo que te cubre o te excluye, a los datos del riesgo o las sumas aseguradas.
Aunque todavía te puedes encontrar con algún redactado del contrato un tanto farragoso, en general no necesitas una licenciatura en seguros para comprenderlo. Pero si todavía tienes dudas, no se ajusta a lo que necesitas o no es lo que te vendieron, pregunta antes de que sea tarde.
9. No pagar el recibo dentro de plazo
Piensa que las coberturas del contrato de seguro hay que pagarlas por adelantado por lo que debes de ser previsor para tener disponible el importe de la prima cuando la aseguradora te pase el recibo al cobro.
El impago del recibo o tener recibos pendientes de pago puede suponer que las garantías de las póliza estén en suspenso o el contrato extinguido y tú te quedes sin esa cobertura tan necesaria ahora que has tenido un siniestro o pierdas los valores adquiridos durante la vigencia del contrato.
Otros errores frecuentes que también deberías evitar
Estos son algunos de los errores frecuentes que quiero que evites al contratar un seguro. Pero existen otros que también pueden traerte consecuencias inesperadas.
En épocas de crisis como la actual tendemos a buscar los precios más baratos, pero en seguros cambiar de aseguradora por ahorrarnos unos euros puede ser contraproducente si no existe una razón de peso. Puedes volver a tener periodos de carencia, la pérdida de un buen historial de siniestralidad o la negativa de la aseguradora a contratar el riesgo pueden ser alguna de sus consecuencias.
Hablando de historial, este se puede ver perjudicado si haces un uso indiscriminado de la póliza del seguro. Como resultado pones en riesgo contratarla o renovarla en condiciones más favorables.
Y si hablamos de ahorro, no olvides que contar con un buen profesional del seguro te ahorrará problemas, tiempo y dinero.
¿Eres de los que piensa que el seguro es un gasto que hay que amortizar?
¿Cuál es el error que cometes con más frecuencia?
No nos dejes con la duda. Te leemos en los comentarios.
Imagen de Yanalya – Freepìk
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